Me preparo una taza de café,
enciendo un cigarrillo
y me acerco a la ventana.
Permanezco indiferente
durante un buen rato
viendo el ir y venir de la gente.
De pronto, te veo
durante unos segundos,
entre la marea humana.
Percibo los latidos
en mis sienes
cada vez más acelerados.
Te presiento acercándote a mí,
siento tus manos sobre mis hombros,
tu aliento en mi cuello,
tu cuerpo pegado al mío,
tus dientes en mi oreja,
tus dedos en mi nuca.
Me giro,
buscando tus labios...
No estás.
Una vez más
mi deseo ha sido más fuerte
que la realidad.
enciendo un cigarrillo
y me acerco a la ventana.
Permanezco indiferente
durante un buen rato
viendo el ir y venir de la gente.
De pronto, te veo
durante unos segundos,
entre la marea humana.
Percibo los latidos
en mis sienes
cada vez más acelerados.
Te presiento acercándote a mí,
siento tus manos sobre mis hombros,
tu aliento en mi cuello,
tu cuerpo pegado al mío,
tus dientes en mi oreja,
tus dedos en mi nuca.
Me giro,
buscando tus labios...
No estás.
Una vez más
mi deseo ha sido más fuerte
que la realidad.
© Magdalena Albero
Si hasta percibimos los aromas y los sonidos; luego el dolor de la desilusión. Cuesta la realidad.
ResponderEliminarUn besito estimada Magdalena
Fantasmas que se nutren del deseo y la nostalgia y que nos rondan apenas sin saberlo. Abrazos Manena.
ResponderEliminarSí hasta percibimos los aromas y los sonidos; luego el dolor de la desilusión. Cuesta la realidad.
ResponderEliminarUn besito estimada Magdalena
Cuesta, sí... pero, sorprendentemente permanecemos, verdad?
Somos más fuertes que ella
Besitos, Dani
Clara Schoenborn dijo...
ResponderEliminarFantasmas que se nutren del deseo y la nostalgia y que nos rondan apenas sin saberlo. Abrazos Manena.
Gracias, Clara... Me da la impresión de charlar con alguien con quien comparto la perspectiva.
Es un placer y un honor.
Abrazos, Clara