se gesta en mi interior;
por la luz,
por tu voz,
por la proximidad de tu piel,
la lava me recorre;
alcanza mis ojos
que clavo en los tuyos;
mis manos encendidas,
peregrinando por tu cuerpo,
despiertan al titán,
hasta ahora dormido en ti.
Emerge poderoso,
ante un alud de magma ardiente.
Se crece en su ataque,
y provoca un estallido
de inusual vehemencia,
al acercarse a la cima.
Sin temor a las llamas,
penetra en el cráter.
Después de instantes infinitos
de lucha sin cuartel,
consigue extinguir el fuego,
entregando a cambio su propia vida.
© Magdalena Albero